Neuquén se está consolidando como uno de los destinos vitivinícolas emergentes del país, desde el norte de la provincia hasta San Patricio del Chañar. Sus bodegas ofrecen vinos de alta gama, paisajes impresionantes y una propuesta enoturística que mezcla gastronomía regional, historia y naturaleza. Con 561,4 hectáreas de viñedos, lo que representa el 1,2% del total del país, Neuquén ocupa el quinto lugar nacional en superficie cultivada, destacándose por su rica experiencia enológica al pie de la cordillera.
El Pinot Noir se ha convertido en la cepa insignia de la región, capturando la esencia del terruño patagónico. Gracias a las condiciones climáticas, como el viento constante y la marcada amplitud térmica, esta variedad alcanza una calidad excepcional, similar a la del Malbec en Mendoza. El viaje vitivinícola comienza en Chos Malal, donde la bodega Des de la Torre, la primera de la zona, produce vinos únicos en un suelo calcáreo marino. Este lugar ha ganado notoriedad, incluso llegando a conquistar al Papa Francisco con una de sus botellas.
San Patricio del Chañar se erige como el corazón del vino patagónico, con una alta concentración de bodegas abiertas al turismo. Entre ellas, Familia Schroeder ofrece una experiencia sensorial inolvidable, combinando arquitectura, historia y paisajes. Otra bodega emblemática de la zona es Bodega del Fin del Mundo, que, aunque actualmente tiene visitas suspendidas, ha sido pionera en la región y cuenta con una impresionante infraestructura. Por su parte, Malma, de la familia Viola, destaca por su enfoque moderno y sus visitas guiadas que resaltan la identidad patagónica.
Más cerca de la capital, en Senillosa, Puerta Oeste es una bodega familiar que invita a los visitantes a disfrutar de sus vinos auténticos. En la ciudad de Neuquén, Mabellini Wines aporta un enfoque urbano al vino, combinando historia familiar con innovación. En Cutral Co, Viñedos del Viento ofrece una experiencia de maridaje entre vinos elegantes y cocina de autor, con un restaurante que invita a disfrutar de la gastronomía local.
La Enoexperiencia Neuquén va más allá de la simple cata de vinos; se trata de una inmersión en paisajes, historias, gastronomía y cultura. Las bodegas provinciales ofrecen recorridos guiados, degustaciones y espacios gastronómicos que conectan a los visitantes con la esencia de cada copa. Desde el viento del norte hasta el sol del valle, el vino patagónico se está estableciendo como un atractivo que promete seguir sorprendiendo.