Según fuentes consultadas, Figueroa viajó a Buenos Aires a reunirse con dirigentes nacionales para explorar las posibilidades de transferir la caja jubilatoria de Neuquén al gobierno nacional.
Figueroa está convencido de la necesidad de recortar drásticamente el gasto público provincial y así se lo hizo saber a Mauricio Macri en su última reunión, en la cual habrían acordado que en caso de triunfar en las próximas elecciones cedería al gobierno nacional la caja jubilatoria que le cuesta al gobierno provincial miles de millones de pesos por año.
El candidato a gobernador por el PRO sabe que no puede seguir demorando la definición de una reforma previsional necesaria para poder bajar de manera estructural el déficit fiscal y «armonizar» el sistema previsión neuquino con el nacional, lo que significa extender en cinco años el límite de edad para jubilarse a los actuales empleados públicos provinciales y nacionales y bajar el costo de las jubilaciones.
Esta “armonización” con las condiciones del ANSES apunta, específicamente, a la edad en que se jubilan los empleados públicos. En el régimen general es de 55 y 60 años y a nivel nacional es de 60 y 65 para mujeres y hombres. También se pone sobre el tapete cómo se calcula el monto jubilatorio que en Neuquén, por Constitución, es del 80% de lo que cobra un trabajador en actividad. A nivel nacional es una fórmula más complicada pero equivale, en el mejor de los casos, al 40%.
Pero a Figueroa le preocupa que el Instituto de Seguridad Social del Neuquén (ISSN) recibe todos los meses 160 nuevos jubilados cuyos haberes previsionales debe sostener con una caja que cada vez alcanza para menos. El año pasado llegó a casi 29.000 beneficiarios y según un informe del organismo, la relación entre aportantes y beneficiarios es de 2,92 activos por cada jubilado. Se trata de una cifra que disminuye cada año: en el 2016 era de 3,4 por uno. La relación “ideal” elevaría a los primeros en seis o siete.