La carrera presidencial en Rusia ha comenzado, y es probable que Vladimir Putin extienda su mandato hasta al menos 2030. La votación se desarrollará durante tres días a partir del día de hoy, aunque la votación anticipada ya inició, incluso en las zonas ocupadas de Ucrania, donde las fuerzas rusas intentan ejercer su autoridad.
Sin embargo, estas elecciones no son convencionales: los votantes básicamente marcarán casillas constitucionales sin la perspectiva de sacar a Putin del poder. El control de Putin sobre el sistema electoral ruso se ha fortalecido con el tiempo. El único candidato pacifista del país ha sido prohibido, y Alexey Navalny, la voz más destacada de la oposición, murió en circunstancias misteriosas.
Putin ha estado en el poder durante todo el siglo XXI, reescribiendo las reglas políticas rusas para ampliar sus poderes, convirtiéndose en el líder con más años en el poder desde Joseph Stalin.
Los rusos solo eligen al presidente en esta ocasión; las elecciones legislativas están programadas para 2026.
Los candidatos son estrechamente controlados por la Comisión Electoral Central, lo que permite a Putin competir en un campo favorable. No hay ningún candidato que se oponga a la guerra de Putin en Ucrania.
Las elecciones en Rusia no son libres ni justas y sirven esencialmente como una formalidad para extender el mandato de Putin en el poder, según organismos y observadores independientes tanto dentro como fuera del país.
A pesar de cierto descontento, Putin sigue manteniendo un alto índice de aprobación entre los rusos, y la oposición está siendo suprimida para evitar cualquier amenaza a su control del poder. La apatía generalizada y la falta de transferencia democrática del poder mantienen a gran parte de la población desconectada de la política.
A medida que las elecciones se acercan, el desafío para Putin es mantener este control y evitar cualquier surgimiento de una oposición organizada que pueda amenazar su hegemonía.