El nuevo Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) ha sido implementado para fomentar las inversiones en sectores estratégicos, incluyendo petróleo y gas, en Argentina. A pesar de la expectativa generada, las inversiones en Vaca Muerta aún enfrentan desafíos significativos, principalmente relacionados con la infraestructura y las restricciones cambiarias.
El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, durante la inauguración de la Expo Edifica Neuquén, destacó la importancia de desarrollar infraestructura para atraer inversiones en Vaca Muerta. Se planean 500 kilómetros de nuevas carreteras, la construcción de 16 escuelas, y mejoras en el suministro de gas y agua. Estas mejoras son vitales para superar los cuellos de botella que actualmente limitan el crecimiento de la industria.
En cuanto a las inversiones inmediatas, se estima que los proyectos de procesamiento, refinación, petroquímica y fertilizantes requerirán inversiones mínimas de 200 millones de dólares. Los proyectos de transporte y almacenamiento de hidrocarburos, por su parte, demandarán al menos 300 millones de dólares.
Entre los proyectos más destacados se encuentra la planta de GNL de YPF y Petronas, con una inversión proyectada de al menos 30 mil millones de dólares. Este megaproyecto se ubicará en Sierra Grande, Río Negro, y tiene como objetivo industrializar y exportar gas de Neuquén a mercados en Asia y Europa.
Otro proyecto relevante es el oleoducto Vaca Muerta Sur, que demandará una inversión de 2.500 millones de dólares y conectará Añelo con Punta Colorada, en Río Negro, donde se construirá el principal puerto exportador de crudo del país.
A pesar de la ambición de estos proyectos, el éxito del RIGI y de Vaca Muerta en general depende de la eliminación de trabas como el cepo cambiario, así como de la estabilidad regulatoria y la seguridad jurídica. La industria petrolera en Argentina tiene el potencial de crecer significativamente, pero requiere de un entorno favorable que permita a las empresas invertir con confianza.