El oficialismo en el recinto logró su primera victoria al lograr que la votación sea por capítulos y no de forma nominal, como pretendía el Gobierno nacional y con la oposición del kirchnerismo, la izquierda y parte del radicalismo.
Con la Ley Bases, de aprobarse, el Gobierno tendrá facultades para ordenar e incluso suprimir un amplio listado de organismos públicos y someter a privatización a una decena de empresas del Estado; también se asegurará el control de los millonarios fondos fiduciarios y, en una señal a los grandes sectores empresarios y corporaciones, habilitará un régimen para grandes inversiones (RIGI), aunque para unos pocos: sólo aquéllos que presenten proyectos superiores a los U$S 200 millones.
Además, incluyó una módica reforma laboral, que deliberadamente excluyó los aspectos más espinosos para la CGT, pero que incorpora las demandas de las pymes para una mayor flexibilidad en la contratación de empleo en blanco.
A la hora de discutir el paquete fiscal, no serán pocas las voces que plantearán cambios en la reversión del impuesto a las Ganancias (que alcanzará a los sueldos de 1,8 millones para los trabajadores solteros y 2,3 millones para los casados con dos hijos).
En la vorágine de un debate maratónico todo puede suceder, aunque, antes de convocar a la sesión, oficialistas y opositores dialoguistas se tomaron el trabajo de hacer un conteo fino de los votos sobre los puntos más conflictivos. El veredicto fue favorable, aunque admiten que todavía puede haber lugar a sorpresas.